AMAN ALEITA
TATUADOR TRADICIONAL




Nací en 1988 y crecí en Sipora, Mentawai, con la sangre de mis antepasados proveniente de Sagulubbe, en el suroeste de Siberut. Desde pequeño, los Ti’ti (tatuajes Mentawai) han formado parte de mi vida, grabados en los cuerpos de mis abuelos como seña de identidad. A menudo me decían: «Porque somos Mentawai, llevamos estos tatuajes». Sus palabras se convirtieron en una guía que forjó mi camino como tatuador.
A lo largo de la historia, esta tradición ha enfrentado una represión constante. Desde la era colonial hasta la Indonesia post independencia, Ti’ti fue prohibido junto con Arat Sabulungan, nuestro sistema de creencias ancestrales. Muchas de nuestras costumbres, como el limado de dientes y las prácticas curativas de los sikerei, fueron suprimidas. Sin embargo, a pesar de las prohibiciones, los tatuajes sobrevivieron. Para el pueblo Mentawai, Ti’ti no es una simple decoración, es una conexión sagrada con nuestros antepasados y una expresión de quienes somos.
Entre 2014 y 2016, emprendí un viaje para sumergirme en este arte ancestral. Junto a amigos que compartían mi pasión, nos adentramos en la selva durante semanas para encontrarnos con los últimos maestros del tatuaje en el sur y centro de Siberut. De ellos aprendí la filosofía detrás de cada motivo, las técnicas tradicionales y la esencia espiritual que lleva cada trazo de tinta.
En 2019, mi camino me llevó a Bali, donde encontré la oportunidad de compartir la cultura Mentawai a través del arte. Desde entonces, esta isla ha sido mi hogar, un lugar donde personas de todo el mundo me han buscado para recibir estos tatuajes, llevando consigo el legado de mis ancestros en su piel. Con cada tatuaje, esta tradición sigue viajando, encontrando nuevos caminos y manteniendo viva nuestra herencia.
Mentawai Ti’ti lleva un profundo significado espiritual, sirviendo como un puente hacia nuestros antepasados y como una historia que debe contarse. Cada vez que regreso a mis raíces, traigo de vuelta no solo la sabiduría de esta práctica ancestral, sino también ornamentos, decoraciones e historias que encarnan el espíritu de nuestra cultura. Para quienes se sientan atraídos por esta tradición viva, las puertas están abiertas para compartir, aprender y conectar con una herencia que sigue latiendo en la piel y el alma de quienes la portan.